Ocio y vida nocturna en Marrakech

Marrakech es un lugar contradictorio en sí mismo para la fiesta nocturna que, al igual que en otros muchos aspectos de la ciudad, tiene dos caras, según se mire a la parte antigua de la ciudad o a la más moderna. No obstante, a diferencia de lo que pudiera pensarse de un país musulmán, Marrakech dispone también de unas cuantas discotecas donde disfrutar de una vida nocturna muy animada al estilo occidental –todas ellas concentradas en la parte nueva-. En la parte antigua, las noches también bullen de actividad, pero sin alcohol y de un modo más tranquilo.

En la Medina

Las noches del centro de Marrakech sorprenden por la cantidad de gente que sale a sus calles. Durante las primeras horas de la noche, las calles de la Medina son un hervidero de gente que se mueve de un lugar a otro o aprovecha alguna de las tiendas abiertas para comprar. Especialmente animadas son las noches de Ramadán, una vez que se rompe el ayuno diario, cuando prácticamente todos los habitantes están en la calle y supone un enorme contraste con la poca actividad de las tardes.

El centro de toda la actividad es la plaza Jamaa el Fna y sus calles adyacentes. En Jamaa el Fna hay mucha tradición de espectáculos callejeros y es muy normal encontrarse pequeños grupos o músicos que ofrecen improvisados conciertos de música tradicional alrededor de los corrillos de curiosos que se acercan a ellos, así como algún otro espectáculo más o menos atractivo para los paseantes.

En el mismo centro de la plaza, visibles desde lejos por sus luces y la humareda que sale de sus fogones, se colocan por la noche varias decenas de restaurantes móviles donde se puede cenar a base de especialidades marroquíes por precios bastante asequibles. Para quien quiera restaurantes más formales, los edificios que rodean a la plaza están repletos de ellos. Por cierto, que muchos de ellos cuentan con terrazas en sus azoteas, que permiten contemplar desde lo alto la animación y la vida nocturna de la zona.

La vecina calle de Bab Agnaou cuenta con muchos hoteles que cuentan también con restaurante y terraza en sus azoteas. Entre ellos destaca para la noche el Café Sesame, donde –además de cenar- se puede disfrutar de un refresco o un batido en una magnífica zona chill-out de su terraza por un precio más que razonable. No es normal que en estas terrazas se sirvan bebidas alcohólicas, aunque en alguna de las más caras sí que pueden ofrecer esa posibilidad. La costumbre dicta que no se puede beber alcohol cuando se tiene a la vista una mezquita, por lo que siempre se debe buscar consumirlo de modo más bien discreto.

Otra opción fantástica para disfrutar de la noche de la Medina es adentrarse por los zocos e ir de compras a primera hora de la noche, encontrándose las tiendas y las calles iluminadas y en plena hora punta comercial. Muy agradable.

A partir de las 10 de la noche, la vida nocturna de la Medina se va apagando poco a poco y, ya pasadas las 11 de la noche, queda ya poca gente por las calles y los establecimientos van cerrando poco a poco.

En la zona nueva, Guéliz e Hivernage

La zona nueva de Marrakech tiene un tipo de ocio completamente diferente: más occidental, menos comercial, con menos gente por la calle, pero más en los bares y restaurantes internacionales. No es demasiado difícil encontrar alcohol en ellos e, incluso, algunos disponen de terrazas donde se pueden sacar las cervezas o el vino a la calle. La zona moderna de Marrakech está totalmente habituada a ello, así que no supondrá un problema para sus habitantes, salvo en la época de Ramadán, en la que se exige bastante más discreción a la hora de consumirlo.

La mayor parte de los cafés y restaurantes internacionales de esta zona se concentran en las zonas de las avenidas Hassan II y Mohammed V –como el Café Bar de L’Escale, muy recomendable-. Los bares de los hoteles elegantes de la zona son también reseñables, como el Bar Churchill, en el hotel La Mamounia.

En estas zonas se concentran también las discotecas. Totalmente occidentales, pero con algunas peculiaridades. Las entradas son caras y- especialmente los fines de semana y los días con más afluencia de público- los vigilantes de la entrada suelen exigir que se vaya bien arreglado para permitir el acceso, aunque son quizá algo más flexibles con los extranjeros. La leyenda urbana dice también que son un lugar donde se puede conocer gente, pero donde es difícil flirtear de verdad –ya que hay una presencia importante de prostitución de ambos sexos entre los clientes-. Para el taxi de vuelta también es obligatorio negociar (cargan un 50% extra por las noches) y suele salir bastante caro, por lo que una noche de juerga en Marrakech no es precisamente barata.

Las discotecas de Marrakech están encabezadas por Pacha, discoteca del mismo nombre y estilo de las varias que tienen el mismo nombre en España. Está situada en la zona de la Avenida de Mohammed VI, al sur de Gueliz y en la zona conocida como Hivernage. También merece la pena reseñar Diamant Noir, en la Place de la Liberté –en Guéliz, pero no demasiado lejos ya de la Medina-. O el TéatrO, discoteca del hotel Es Saadi, también en la zona de Hivernage.

Comprar alcohol

Puede ser relativamente fácil comprar alcohol para llevar en la zona nueva, pero casi imposible hacerlo en la Medina. Lo mejor para aprovisionarse de bebidas alcohólicas es acudir a alguno de los grandes hipermercados de las afueras, principamente Marjane –al norte- o Carrefour –al sur-. En ellos, un poco apartada de lo que es la tienda, hay una sección separada para las bebidas alcohólicas. Suele ser un reducto habitual de los expatriados en la zona. Durante el Ramadán, estas zonas permanecen cerradas, pero si no eres marroquí puedes pedir que te abran presentando el pasaporte. Es recomendable consumir las bebidas alcohólicas con cierta discreción, especialmente en Ramadán y en determinadas zonas de la ciudad, como en la Medina o en las proximidades de las mezquitas.